
Em Espanha, a Evolução vai-se impondo, se bem que lentamente, é verdade, mas, ao menos, vemos luzes ao fundo do túnel.









Las campanas del cambio suenan con fuerza en Tordesillas, lugar donde una antigua tradición, el Torneo del Toro de la Vega, se ve interpelada por un clamor colectivo que pide el cese del maltrato animal. Este torneo, durante años, ha sido símbolo de la fiesta y la tradición; pero también, para muchos, de una crueldad innecesaria que culminaba con la muerte del toro en público.
Desde 2016, con la implementación de un decreto-ley que prohibió la muerte de reses de lidia ante el público en Castilla y León, la controversia sobre su celebración ha crecido. A ello, se sumó la intervención de PACMA en 2022, que logró medidas cautelares que frenaron la celebración tradicional del torneo, poniendo en el centro del debate no sólo la necesidad de adecuarse a la legalidad, sino también de reflexionar sobre las prácticas y tradiciones que involucran el sufrimiento de seres vivos. Estás son las 7 claves del caso:
A medida que la sociedad avanza y evoluciona, también lo hace su consciencia y empatía hacia todos los seres vivos. No podemos, bajo el manto de la tradición, perpetuar prácticas que hoy día resultan claramente cuestionables y crueles. Las victorias de PACMA, lejos de ser triunfos aislados, reflejan un sentir colectivo que aspira a un mundo en el que las celebraciones no se construyan a expensas del sufrimiento animal.
Tordesillas tiene la oportunidad, no de perder una tradición, sino de transformarla y adaptarla a una era en la que el respeto por la vida prevalece. Es hora de que las festividades reflejen el progreso y la compasión, y que el Toro de la Vega, y otras tradiciones similares, evolucionen hacia formas de celebración que unan en lugar de dividir, que celebren la vida y no la destrucción.